Estamos al borde de la III Guerra Mundial Sionista:

Lyndo LaRouche, mayo de 2011:
El sector transatlántico de la economía mundial está a punto de detonar una crisis de desintegración general de los sistemas monetaristas existentes, señaló recientemente el ex-candidato demócrata a la presidencia de Estados Unidos, Lyndon LaRouche. Un derrumbe del sector transatlántico tendría efectos que no podrían resistir ni las economías asiáticas más fuertes. Existe la posibilidad de impedir tal reacción en cadena, con la reinstauración de la Ley Glass-Steagall de 1933 en Estados Unidos, como la diseño el Presidente Franklin Roosevelt.
Grecia está al borde del incumplimiento en el pago de sus deudas, ante la imposibilidad de seguir imponiendo el plan de austeridad que exigen los financieros. Le siguen Portugal, España e Irlanda, por mencionar los casos más destacados.
LaRouche señala que otro elemento que considerar es que los agentes británicos que operan en Alemania, encabezados por el asesor dizque “científico” Hans Joachim Schellnhuber —quien ostenta el grado de Comendador del Imperio Británico, otorgado por la reina Isabel— proponen eliminar no solo la energía nuclear sino también la proveniente de los hidrocarburos, con el pretexto de la farsa del “calentamiento global” provocado por el hombre. Esto conllevaría a un genocidio mucho peor que el ejecutado por Hitler, señaló LaRouche.
Se trata simplemente del plan promovido por el consorte británico, el príncipe Felipe, y su WWF, para reducir la población mundial a 2.000 millones de seres humanos. Resulta que Schellnhuber es uña y carne con John Holdren, el asesor científico del presidente Obama, quien comparte la misma orientación genocida. De ahí que LaRouche insiste en la necesidad urgente de sacar a Obama y reinstituir de inmediato la Glass-Steagall: “Si no se da ese paso rápidamente, el planeta entero se encuentra al borde del derrumbe hacia una nueva era de tinieblas global”.
El problema, explica LaRouche, es que desde 1971 se eliminó el plan diseñado por el Presidente Franklin Roosevelt, el sistema crediticio de tipos de cambio fijos en todo el mundo, y el sistema monetarista de la mentada “globalización” se apoderó de las economías del mundo entero. Actualmente, no hay forma de iniciar una recuperación efectiva de la producción y el empleo, si no se eliminan de un plumazo todos los activos monetaristas sin valor que la oligarquía financiera pretende cobrar a costa de los contribuyentes.
Con la Glass-Steagall, decenas de billones de dólares de instrumentos especulativos desaparecerán. Así se liberaría a los gobiernos para que dejen de desviar esas cantidades hacia la banca depredadora que está generando esta ola hiperinflacionaria. Esas cantidades, y más, se emplearían en la generación de crédito público para invertir en empresas productivas, emprender grandes obras de infraestructura económica básica y para sostener las funciones esenciales de los gobiernos. Se pondría el acento en la inversión en fuentes de energía de alta densidad de flujo energético para garantizar el suministro necesario a los casi 7.000 millones de habitantes del planeta.
Asimismo, estas medidas sentarían las bases para restaurar un sistema de crédito global, con tipos de cambio fijos entre los Estados nacionales soberanos, para emprender una recuperación genuina.