¿Cómo se inventa la epidemia de Sida en el Tercer Mundo?


La falsa epidemia de SIDA en el tercer mundo es parte de la estrategia eugenista
¿Cómo se inventa la epidemia de SIDA en el tercer mundo?
Es muy sencillo. Se martillea a las personas con la cantinela de que existe una epidemia de SIDA en el tercer mundo a través de los grandes medios de comunicación.
Pero se les oculta que hay cientos de científicos de prestigio internacional e incluso 3 Premios Nobel de Bioquímica y Biología molecular, que niegan que el SIDA sea causado por un virus y que sea una enfermedad transmisible y ni siquiera infecciosa. Los Premios Nobel son: Bárbara McClintock, de Cold Spring Harbor, por el descubrimiento de los genes saltarines; Walter Gilbert, de Boston, por la secuenciación rápida del ADN; Kary Mullis, de San Diego, por la PCR (reacción en cadena polimerasa).

Se les oculta que los criterios diagnósticos en África y occidente son distintos. Se les oculta que la definición de SIDA en África se hace sin test, con criterios diagnósticos (avalados por la OMS), que incluyen los síntomas más comunes de las enfermedades endémicas en ese continente. Se les oculta que los test del SIDA son inespecíficos, especialmente el test Elisa, que es el mayoritariamente utilizado en África. Se les oculta que, con esta definición, las enfermedades de la pobreza están siendo redefinidas como SIDA.
El ejemplo favorito de los medios de comunicación es África.
Los medios de comunicación nos aterrorizan con la “terrible epidemia” venida del tercer mundo, y especialmente del continente negro, que avanza inexorablemente hacia nosotros.
Pero, realmente ¿Hay una epidemia de SIDA en África?.
No, simplemente se están renombrando como SIDA las enfermedades de la pobreza, y se ocultan y manipulan datos epidemiológicos que cuestionan la hipótesis oficial.
¿Cómo es que el SIDA en África afecta al 50% de hombres, mientras que en occidente afecta a un 90-80% de hombres?
Este dato oficial, por sí mismo, ya plantea dudas sobre la hipótesis de que el SIDA que se diagnostica en África y en occidente sea la misma enfermedad. Ninguna enfermedad infecciosa es misógina, ni racista; ninguna afecta al 50% de las mujeres en un continente, África, y sólo al 10% en otro, EEUU.
La explicación de esta diferencia, epidemiológica y biológicamente impresentable, es muy sencilla. Se explica porque los criterios de definición, que son la clave para entender el SIDA, son distintos en el tercer mundo y en occidente.
¿Cómo es posible que los criterios oficiales para diagnosticar el SIDA en el tercer mundo sean distintos de los criterios en occidente?.
Ninguna enfermedad infecciosa tiene criterios diagnósticos distintos según una distribución Norte-Sur.
Los criterios para diagnosticar SIDA en el tercer mundo admiten que no se incluya ningún test. Se basan sólo en datos de observación clínica. Estos criterios están recogidos como la “definición de Bangui”; son respaldados por la OMS y están publicados en una de sus revistas.
En la práctica, esto quiere decir que las estadísticas están construidas sin test en la mayoría de los casos, lo que está probado.
¿Cómo se te diagnosticará de SIDA en África si eres negro? Veamos algunos ejemplos:
- Si tienes diarrea, adelgazamiento y tos se te clasifica como enfermo de SIDA sin test.
- Si tienes diarrea, fiebre y tos, también tienes SIDA por definición.
- Si tienes adelgazamiento, fiebre y tos, eres un enfermo de SIDA. Etc.
Todo vale para hinchar la supuesta epidemia.
Diagnosticar SIDA según estos síntomas clínicos es algo impresentable científicamente.
Como chiste surrealista y macabro se ha dado el caso de muertos atropellados por un coche incluidos en las estadísticas de SIDA. El diagnóstico fue “demencia asociada al VIH”, según casos documentados por el Dr. Harvey Bialy.
Según este criterio se renombran por definición los síntomas de la mayoría de las enfermedades de la pobreza, en África y en todo el tercer mundo.
¿Cómo se defienden los partidarios de la hipótesis oficial de que los criterios para diagnosticar el SIDA en occidente sean distintos en occidente y en el tercer mundo?
La respuesta de los oficiales es que no hay dinero para hacer test.
Eso no es cierto. Hay dinero, pero se emplea de otra forma. Los países desarrollados dedican millones de dólares al SIDA para el tercer mundo como “ayuda”, pero se invierten en campañas de terrorismo sanitario y en repartir condones. Son una coartada para desviar los fondos que permitirían dar alimentos y agua potable a la población, además de tratamientos eficaces para las enfermedades de la pobreza.
¿Para qué se redefinen las enfermedades de la pobreza como SIDA?.
1) RACISMO
El primer modelo del SIDA como cáncer gay se enfrentaba con numerosas oposiciones (y el posible voto gay), el segundo modelo responsabilizando a los haitianos, aunque ya era un modelo racista no se sostuvo.
Paralelamente, se fue desarrollando un diseño del SIDA que pretendía convencernos de que el origen del SIDA era negro y africano, un modelo que incluía hipótesis descabelladas tan variadas e indocumentadas como que el SIDA se habría transmitido de los monos a los africanos por relaciones sexuales, por inyectarse sangre de monos como afrodisíacos, por comer monos o porque los niños jugaban con monos muertos, etc. Unas hipótesis tan disparatadas como descaradamente racistas.
Y esto a pesar de que las cifras oficiales de la OMS eran en 1986 de 1.069 africanos afectados, en contraste con 26.566 en Estados Unidos. Unas cifras que, evidentemente, cuestionaban el origen africano del SIDA que se estaba promocionando.
Los CDC enviaron a sus investigadores a África para documentar en estudios trucados que el origen del SIDA venía de los negros. Además, pretendieron justificar las predicciones de la hipótesis oficial de que el SIDA se transmitía heterosexualmente. Esta predicción ha fracasado en occidente, donde el SIDA sigue restringido a hombres.
La OMS aceptó la impresentable definición de caso de SIDA africano, definición de Bangui, cubriéndose de mierda por ello.
2) EUGENISMO
Por un lado, se redefinen las enfermedades de la pobreza creciente como SIDA.
De este modo, los pobres ya no se mueren del subdesarrollo provocado por el mundo desarrollado y son diagnosticados de SIDA. Algo mucho más presentable y tranquilizador para los ciudadanos de los países que son responsables de su pobreza.
Es así como se inventa una epidemia.
Como la gente ya no tiene, según la nueva definición, malaria o tuberculosis, se les suprimen los fármacos gratuitos que pueden curar estas enfermedades.
La reducción de los medicamentos gratuitos y eficaces para tratar las enfermedades endémicas que han sido redefinidas como SIDA tiene una consecuencia evidente: los africanos se morirán más de las enfermedades ligadas a la pobreza en aumento. Como consecuencia habrá un aumento de la mortalidad.
Las inversiones millonarias, apoyadas por cientos de ONGs (más de 700 sólo en Uganda) se centrarán en el SIDA con campañas para aterrorizar a la población sobre el sexo, para no mantener relaciones sexuales sin preservativos y distribución de los mismos en camiones. Como consecuencia de esta política habrá una reducción de la natalidad.
¿Qué tenemos sumando los resultados de ambas políticas?
1- Tenemos aumento de la mortalidad por las enfermedades de la pobreza no tratadas.
2- Tenemos disminución de la natalidad.
Es decir, eugenismo, con una táctica mucho más refinada que la de los nazis.
La amenaza de la emergencia de nuevas epidemias alimentan el miedo. Y el miedo es una necesidad del orden para someter a la población.
El miedo a la contaminación justifica medidas discriminativas de inmigración por motivos sanitarios. Hay más de 50 países donde no vas a entrar si eres seropositivo, lo que encubre motivos políticos y racistas que serían menos aceptables.
El miedo al SIDA fomenta el miedo al otro; nos agarra por el sexo, justamente donde más duele y destruye nuestra relación más íntima con el otro. De ese modo, el miedo del SIDA también fomenta la insolidaridad con los demás. Fomentar la insolidaridad, incluso justificándola con argumentos biológicos, ha sido un objetivo reiterado del sistema.
Desde el siglo pasado, numerosos ideólogos del sistema intentan convencernos de que el hombre “es un lobo para el hombre”, con argumentos “evolucionistas y biológicos”. Una filosofía que fomenta la insolidaridad y cimenta el orden que hay que imponer.
El miedo es esencial para el mantenimiento del orden.
El miedo a los rusos fomentado en la guerra fría ha desaparecido.
El fomentado miedo de que los países no sometidos al orden, como Cuba o Vietnam, representen un peligro para la seguridad nacional de los EEUU, es una burda manipulación y una burla del más elemental sentido común de la opinión pública mundial. ¿Acaso alguien en su sano juicio podría considerar que Fidel Castro o los vietnamitas van a desembarcar en Miami o en California para invadir los Estados Unidos? Evidentemente, esta posibilidad no existe, aunque sí existe el bloqueo que sufren Cuba y Vietnam.
El miedo al SIDA está perfectamente diseñado. Nos castra nuestra sexualidad, nos invita a desconfiar del otro, especialmente si es de color, nos propone con argumentos científico-médicos justificar la limitación de la inmigración, nos invita a colaborar en las medidas para limitar la población de los países “contaminados” y en otras medidas eugenésicas en base a consideraciones no políticas, sino sanitarias.
PERO HAY DISIDENTES CRECIENTES
Ya en octubre de 1985, el doctor Serguei Litmonov, epidemiólogo ruso especialista en enfermedades transmisibles africanas, que ostentaba el cargo de secretario adjunto al director de la OMS en Ginebra, afirmó sobre la epidemia de SIDA en África que “todo ha sido un caso de pánico y una exageración proveniente del país originario del SIDA, es decir, Estados Unidos”.
En numerosos foros internacionales científicos y políticos africanos se han opuesto a la estrategia de despoblación que imponen las organizaciones mundialistas.
Desde hace años, la revista New African está publicando artículos que cuestionan a la ortodoxia del SIDA.
Más recientemente, los delegados científicos africanos especialistas del SIDA que asistieron al International Visitors Council quedaron atónitos al oír las exposiciones del Dr. Rasnick y de Christine Maggiore.
Hoy, el presidente de Sudáfrica se opone a la visión occidental del SIDA en África, ha abierto el debate y lo está extendiendo al resto de las naciones no blancas y pobres.
Los dirigentes tienen motivos para inquietarse; sus mentiras están siendo desveladas.
La hipótesis oficial sobre el SIDA en África, y en general en el tercer mundo, tiene varias ventajas.
- Justifica el fracaso de la hipótesis infecciosa y de transmisión sexual en occidente donde, a pesar de los trucajes estadísticos, el SIDA sigue confinado mayoritariamente a los hombres.
- Aún con las rebajas que acaban de hacer las multinacionales, representa un mercado importante para sus productos.
- Es descaradamente racista.
- Elimina excedentes de población que sobran.
- Utiliza el dinero de los contribuyentes norteamericanos con la excusa de ayudar a combatir la epidemia, para continuar la política de despoblación eugenista propiciada por los propietarios del orden mundial.
Alfredo Embid

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