Aprende a identificar a los psicópatas

Tendemos a pensar que la gente es buena, inherentemente buena. Creemos que si al psicópata se le da una oportunidad toda ira bien y no es así. Los psicópatas juegan con esa ventaja. Postulan que los demás no vamos a creer que en realidad ellos son así. Que buscaremos alguna lógica, algo que pueda ayudarnos a caminar por ese sendero de la sinrazón. Su problema no estriba en que el razonamiento lógico este dañado. La lógica existe, aunque esta sea perversa. [Robert Hare].

Seguro que usted se ha cruzado con ellos en su lugar de trabajo. Son astutos, carismáticos y dotados de habilidades sociales. Suelen producir una inmejorable primera impresión cuando se les conoce. Se muestran espontáneos y desinhibidos respecto a las normas. Al principio resulta gracioso y hasta divertido pulular a su alrededor. Sin embargo, poco a poco, su lado oscuro comienza a emerger. Se muestran como lo que son en realidad: egoístas, narcisistas, iracundos, manipuladores e implacables. Tras este modo de comportarse no hay nada. Están totalmente vacíos. Detrás del supuesto carisma o capacidad de liderazgo se atrinchera una pasmosa realidad: la de un ser sin conciencia moral alguna.

Hablamos de los psicópatas organizativos, personas que usan su encanto, apariencia y capacidad de coacción para «trepar» y alcanzar con rapidez posiciones de poder en el escalafón jerárquico. Cuando por fin lo consiguen, se dedican con gran eficacia a explotar a la empresa y a los trabajadores en su propio y exclusivo beneficio. Durante todo este proceso generan a su alrededor una enorme confusión, de tal manera que resulta muy complicado e improbable descubrir su juego y detener su actuación depredadora. La idea que la mayoría de las personas tienen sobre los psicópatas no ayuda en absoluto a solucionar esta situación.

La creencia generalizada de todos nosotros es que los psicópatas son asesinos en serie, personas sumamente malvadas. Esta falsa creencia deja a merced del número enorme y creciente de psicópatas no criminales que pululan por nuestras empresas a una población de personas que con el tiempo no tardarán en convertirse en sus víctimas. Las variaciones sobre el tema de la presencia de los psicópatas en nuestras vidas son cuantiosas. Desde la pareja bígama, los defraudadores financieros y los «tiburones» directivos hasta los maltratadores domésticos, la gama de psicópatas aparentemente respetables y que nadie cree que sean unos criminales es inmensa.
El problema para identificarlos es que normalmente los psicópatas organizacionales no terminan cometiendo crímenes sangrientos al estilo de los de las películas. La mayoría de ellos pasan desapercibidos, ocultos y camuflados tras vidas aparentemente normales y triviales, causando enormes problemas y depredando socialmente a sus vecinos, parejas, hijos, padres, compañeros de trabajo y subordinados. Víctimas que nunca terminan de enterarse del todo de la auténtica naturaleza perversa de las personas que les hacen sufrir tanto. Después de la cárcel el lugar más habitual en el que se puede encontrar a un psicópata es en las organizaciones empresariales.

Dentro de ellas, hay que buscarlos en las posiciones de dominio y poder jerárquico, lugares a los que pronto ascienden gracias a su enorme capacidad y talento para manipular a los demás, es decir, para lograr que los demás hagan lo que ellos quieren que hagan. Esta gran capacidad de manipulación de los compañeros suele confundirse en las organizaciones con la capacidad directiva o ejecutiva de una persona.

El management es la capacidad de lograr alcanzar determinados resultados sobre la base de que otras personas, bajo la supervisión del directivo, desempeñen determinadas tareas. Los entornos modernos de empresas cada vez más carentes de regulación y con menos controles, con una filosofía desbocada que aboga por el «éxito a cualquier precio», y con muy poca evaluación psicológica, son lugares en los que los psicópatas encuentran su hábitat natural. Mucho mejor que asaltar a sus víctimas en un descampado es defraudar en la Bolsa, atacar el mercado financiero, el poder de las multinacionales, etc.

La situación de caos, así como los entornos turbulentos, impredecibles y cambiantes, son factores de atracción para los psicópatas, que encuentran en ellos el mejor caldo de cultivo para su satánica semilla.

La mayor parte de los escándalos políticos y financieros de los últimos  han estado protagonizados por individuos con rasgos psicopáticos, que durante años pasaron desapercibidos o incluso llegaron a ser tomados como modelos sociales ejemplares para toda su generación. Estos seres encantadores, de imagen agradable, aparentemente adorables y amantes padres y madres de familia, ocultan tras una máscara de normalidad los peores deseos, ambiciones, y maquinaciones, con una ausencia total de remordimientos o de sentimientos de culpa por el mal que hacen socialmente. Son individuos con una sofisticadísima capacidad para hacer el mal a causa de su incapacidad deponerse en el lugar de sus víctimas y de sentir pena, lástima o compasión por ellas. Depredadores sociales que aguardan, bajo apariencia de afables y pacíficos seres humanos, la oportunidad para «devorar» a sus víctimas sin piedad.

La mayoría de la población los acepta gracias a la buena imagen que proyectan y que ellos se encargan de mantener. Esta imagen los muestra ante los ojos de los demás como personas buenas, cumplidoras, atentas y modélicas. Sólo el descubrimiento de sus fraudes o ilegalidades, cometidos a veces durante años o décadas sin el menor asomo de remordimiento o culpabilidad,desvela su verdadera naturaleza.

Su capacidad de decir a cada uno lo que quiere escuchar, a veces con sus mismas palabras –que han clonado oportunamente-, estudiando su objetivo detalladamente, les hace ser los candidatos ideales para el puesto en los procesos de selección. Al entrar en una organización y promocionarse rápidamente en ella, son capaces de alcanzar, en poco tiempo, lugares de dominio y poder de los cuales va a resultar cada vez más difícil desbancarlos.

Cuando se les sorprende in fraganti, suelen alegar que ellos son las verdaderas víctimas de sus víctimas, intentando invertir el proceso de victimización, manipulándolo. Si se disculpan o dicen que lamentan lo ocurrido, simplemente están clonando esa emoción que no sienten, con vistas a poder obtener ventajas en el futuro para seguir aprovechándose de sus víctimas. Su comportamiento sistemático llega a tal extremo que los psiquiatras más expertos advierten a los psicólogos que es inútil practicar alguna terapia con ellos, puesto que no sólo no se curan, sino
que aprenden nuevas formas de manipulación.
Hay personas que trabajan con psicópatas y ni siquiera lo saben. Cada día llegan al trabajo, se sientan a su lado y no imaginan que comparten el espacio con una persona que está especializada en hacer el mal. No son los psicópatas que estamos acostumbrados a ver por televisión, ninguno de ellos es un serial killer. Son depredadores emocionales y sociales que actúan con la más absoluta discreción y precisión. Son lo que se conoce como psicópatas organizacionales.


¿Cómo podemos identificar a un psicópata en nuestro trabajo?:

1. La capacidad superficial del encanto. Tienen labia y facilidad de palabra, aunque habitualmente mienten.

2. Su estilo de vida parasitario. Se aprovechan de los logros de los demás trabajadores.

3. El sentido grandioso pero irreal de los propios méritos. Tienden a maximizar cualquiera de sus logros.

4. La capacidad de conectar con el poder. Buscan relacionarse con altos cargos, en su camino al poder.

5. La excelencia en el mentir. Siempre lo hacen, y lo hacen muy bien.

6. La incapacidad de sentirse responsables o culpables. Nunca sienten remordimientos y eso los hace muy peligrosos.

7. Son un expertos manipuladores. Consiguen que los demás hagan lo que ellos quieren sin que lo adviertan.

8. Frialdad emocional. Saben dominar las situaciones de riesgo y no les tiembla el pulso.

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